Consejos post turrón
Tras el empacho de comida y bebida al que nos “sometemos” durante estas fechas toca echar el freno y cuidarnos un poco para rebajar los excesos. La Navidad pasa factura a nuestro cuerpo y, por tanto, debemos ser capaces de retomar hábitos saludables para que la cuesta de enero se haga menos cuesta. Al contrario de lo que comúnmente se piensa, el sacrificio no es tan duro. Una dosificación de los esfuerzos nos ayudará a seguir con nuestra vida normal y totalmente saludable. Consejos hay muchos, pero la predisposición, sin duda el factor más importante, es algo más personal.
1. Márcate un objetivo
Los seres humanos funcionamos mejor con objetivos. Fijarnos una meta u objetivo nos exige automáticamente una serie de esfuerzos para poder alcanzarlo. De esta manera disminuimos enormemente el riesgo de abandono. Los retos personales son siempre motivadores, algo esencial para poder llevar a cabo los pequeños sacrificios.
Por otra parte, es importante recalcar el trasfondo de los objetivos. Estos deben ser realistas por una sencilla razón: Marcarnos un objetivo ‘imposible’ condicionará el proceso y, al ver que no podemos alcanzarnos, nos desanimará y hará que acabemos abandonando mucho antes de lo que deberíamos.
2. Hacer dieta no es comer menos
Se trata de un error de concepto muy extendido pensar que si durante las navidades nos hemos atiborrado de comida, la solución posterior es comer poco aunque pasemos hambre. Lo que se debe hacer es comer con moderación. En lugar de los atracones puntuales conviene repartir las comidas en 5 momentos al día. En pequeñas dosis que sacien pero no llenen.
Lo relevante de la dieta post turrón no es tanto la cantidad de lo que comemos sino lo que comemos. Para eso, después de las navidades se aconseja reducir o eliminar en la medida de lo posible los alimentos ricos en azúcar o féculas. Estos pueden ser sustituidos por otros ricos en agua o fibra.
3. Ingesta de grasas
Uno de los primeros aspectos que contempla cualquier dieta es reducir la cantidad de grasas saturadas que consumimos. Bollería, comida rápida y otros alimentos muy grasientos como algunos quesos o incluso carnes rojas pueden suponer una buena ingesta de calorías al cuerpo. Además de una mayor dificultad del estómago para su digestión, estas grasas serán más difíciles de perder.
En su lugar, los menús post turrón pueden ser ligeros y bajos en calorías. Potencias platos como las ensaladas, pescados, carnes blancas como el pavo, fruta, verduras y legumbres.
En cuanto al reparto diario, conviene que los alimentos ricos en hidratos de carbono los consumamos en el desayuno. La mañana es el momento del día en el que más energía necesitaremos para el resto del día ya que todavía tendremos muchas horas para ir gastándolas en nuestras distintas actividades. Por el contrario, se recomienda no comer demasiado a la hora de cenar y evitando la ingesta de carbohidratos.
4. Hidratarnos bien
Tan importante es la alimentación como la bebida que ingerimos. Aunque muchos no lo sepan, el consumo de agua es muy importante para que nuestro funcione correctamente. Es una manera limpia y sana de reponer los líquidos que vamos perdiendo durante nuestras actividades diarias.
En cuanto a la cantidad, hay que beber dos litros de agua diarios, como mínimo. De esta manera mantendremos el equilibrio de nuestro sistema hídrico.
5. Evitar la ingesta de alcohol
Durante la Navidad, posiblemente hayamos abusado del alcohol un poco más de lo habitual. Por tanto, durante las fechas posteriores, ya fuera de celebraciones y reuniones conjuntas, debemos intentar evitar su consumo en la medida de lo posible. Estas bebidas contienen un alto índice glucémico y además producen deshidrataciones.
6. Haz deporte
Otro de los tópicos que escuchamos cuando se habla de perder peso es el deporte. Quizá sea de los más ‘difíciles’ de dar continuidad pero es también de los más eficaces. Tras las navidades es un buen momento para hacer algo de ejercicio que nos complete el esfuerzo alimenticio que estamos haciendo para perder mientras aumentamos nuestro tono muscular.
Además de las ya sabidas ventajas para nuestro estado físico, el deporte también nos aporta una gran cantidad de beneficios a nivel mental. Es importante que nuestra rutina de ejercicio no sea ni muy exigente ni muy aburrida. Para eso es aconsejable consultar a un experto que pueda ayudarnos a establecer una serie de ejercicios acordes a nuestro estado.
7. Fuerza de voluntad
Todo lo que hemos comentado anteriormente carecerá de sentido si no estamos dispuestos a acometer esos pequeños cambios. Cualquier hábito saludable comienza por uno mismo pasando por nuestra cabeza. Debemos tener la intención de cambiar asumiendo que, a pesar de los inconvenientes, las ventajas serán mucho mayores y acabarás agradeciéndotelo.
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