Menú de Navidad: ideas para prepararlo
La comida es uno de los principales factores que hacen de la Navidad una época especial. Nuestros hábitos alimenticios se salen ligeramente del camino que nos hemos marcado y nos permitimos algún que otro capricho para exprimir estas fechas lo máximo posible. El “espíritu navideño” que se instala en las personas provoca que aumenten el número de reuniones con amigos o familiares, y hay que estar preparado.
Como buenos anfitriones, con los brazos abiertos, al 100% de energía y preparados para todo lo que pueda venir. Nuestro objetivo es elaborar un menú que sorprenda a nuestros invitados y no tenga nada que envidiar al de un buen restaurante. Hay pocas sensaciones más satisfactorias para el chef de la casa que ver cómo nuestros comensales disfrutan con nuestras creaciones.
El valor de la cocina casera
Sin duda, la cocina casera es la más apreciada. Nuestro menú debe estar compuesto de platos que lleven nuestra firma. Una cocina exclusiva que nos convierta en chefs por un día. Nuestros comensales deben irse pensando en cuándo será la próxima vez que los invitemos.
En cuanto a la elaboración de la comida es importante el uso de una buena materia prima, sea lo que sea que tengamos en mente preparar. Los platos caseros tienen como ventaja la ilimitada capacidad creativa de quién cocina hasta encontrar los mejores sabores.
Fijar nuestras reservas y necesidades
El trapicheo de críticas o comentarios hacia nosotros, ya sean positivos o negativos, es el resultado de lo que hayamos ofrecido. La improvisación no suele ser una buena consejera en estos casos. Antes de que “nos coja el toro” debemos ser precavidos y guardar ases en la manga en caso de que tengamos que cumplir el papel de anfitrión por la circunstancia que sea.
Para poder cumplir con la idea de menú que hemos preconcebido en la cabeza hay que estudiar primero qué tenemos en nuestra despensa, qué podemos comprar y qué podemos preparar con todo eso. Aunque parezca un consejo demasiado básico, en no pocas ocasiones nos hemos dado cuenta de que nos falta un ingrediente una vez ya hemos comenzado a cocinar.
Conocer a nuestros invitados
Las reuniones, comidas o cenas organizadas en estas fechas suelen conocerse con suficiente antelación como para saber qué personas van a venir. Aquellos invitados más frecuentes o cercanos a nosotros nos facilitan la tarea al conocer de antemano cuáles son, más o menos, sus gustos culinarios. O al menos, tenemos la suficiente confianza para consultarles.
Sin embargo, en otras ocasiones sabemos poco de nuestros invitados, sobre sus gustos o intolerancias (amigos con los que comemos por primera vez, compañeros de trabajo, compromisos por negocio…). En estos casos, nuestro menú deberá ser variado. Aperitivos, por ejemplo, de todo tipo para que aumenten las posibilidades de elección, así como un primer y segundo plato que difieran en ingredientes.
Problemas de salud o intolerancia a ciertos productos son factores a tener en cuenta durante el proceso de preparación. Son algunos obstáculos que debemos saltar para que cualquier invitado tenga cabida en nuestra mesa.
Productos navideños
Ya que estamos en periodo navideño es recurrente optar por productos típicos de estas fechas como mariscos, carnes rojas, pollo, hojaldre, etc. Seguramente, al ser un producto común puede parecer que peca de falta de originalidad. No obstante, es aquí donde entra en juego nuestra capacidad creativa. Al fin y al cabo, un mismo producto preparado de diferentes maneras puede resultar en dos platos que se encuentren en las antípodas de sabor, olor y textura.
Comida en abundancia
Las personas comemos más en Navidad. Se trata de una norma no escrita y, por tanto, sin base científica. Podría ser debido a los ya mencionados caprichos o regalos navideños que ofrecemos a nuestro paladar, o simplemente porque estas fechas se sitúan a la puerta de entrada de la llamada “Operación Bikini”.
Una de las máximas del menú es que el comensal no puede quedarse con hambre, bajo ningún concepto. El menú debe ser completo y adaptado a lo que se suele ver por estas fechas. Esto es, aperitivo, primer plato, segundo plato y postre. Esta diferencia de cantidad supone un esfuerzo extra frente al resto del año; pero el resultado será la satisfacción y agradecimiento del invitado y, por lo tanto, el nuestro.
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